Dulces sonidos
que llenan de placer.
Una melodia sexual
que obliga cerrar los ojos
y dejarse volar.
Secretos en mi mente fluyen
pero los dejo correr.
No detengo mi tiempo
y vivo lo que siento.
Consumo esta adrenalina
exitante e invasiva.
Escucho, y cada latido
es un ritmo.
No es prohibida,
habita en mi mente,
me lleva por estados de armonia
y la caracterizo
como una delicia.
miércoles, 22 de julio de 2009
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